Proyecto de Hortaliza escolar
en el Centro Educativo Pátzcuaro
Antes de la era industrial, la especie humana ha dependido por completo de un entendimiento profundo de los sistemas naturales que lo rodean, para obtener su agua, alimento, cobijo, leña, vivienda. Convivir con la naturaleza y mantener una relación de trabajo productivo con ella, fue esencial para nuestra supervivencia, y ha sido el fundamento para el desarrollo de las culturas y civilizaciones.
cosechando zanahorias
En el México rural, todavía hace pocos años, los niños y jóvenes estaban plenamente integrados a los trabajos del campo. De esta forma, el conocimiento ancestral acerca de la producción de alimentos, fue renovado y trasferido de generación en generación.
Las consecuencias del progreso, la urbanización y la migración, han provocado en amplios sectores de la sociedad, la progresiva pérdida de estas prácticas tradicionales.
Recuperar los saberes antiguos acerca del manejo sostenible del campo, enriqueciéndolos con nuevos descubrimientos de la agricultura orgánica (1), o del cultivo biointensivo (2), puede ser una práctica para apoyar a las familias y sus comunidades frente a la crisis ambiental y social que estamos viviendo.
Como siempre, es más fácil comenzar con los niños, cuando se trata de introducir nuevas (o recuperar antiguas) prácticas, habilidades y comportamientos (...)http://www.tierramor.org/index.htm